Sendic vive.

Creo que nunca se los conte, pero de niño y preadolescente solia verme muy seguido con mis primos Pedreyra. Despues, mi padre y mi tio se pelearon y la relacion se corto antes de que me transformara en adulto.

Una de mis primas, que tenia dos años menos que yo, se llamaba Maria Eugenia. A diferencia de sus hermanos, que salieron màs a los Hill (retrasados mentales, morochitos y huesudos) María Eugenia era bastante Pedreyra, es decir gallega, retacona y rubiona (ya sé que yo no soy rubio, pero la mayorìa de los Pedreyra sí lo son). Dos cosas más que caracterizaron a mi prima a lo largo de la niñez y la adolescencia fueron su sobrepeso y la necesidad imperiosa de bailar como vedette de revista argentina de cuarta. Bastaba con que alguien dijera “vamos a jugar a…” para que la gorda se las ingeniara para aparecer desde atrás de un cortinado y hacer sus mega pasos de bataclana entrada en carnes.

El destino quiso que, despues de muchos años, en uno de mis frenesís de compras en Zara me topara con Marìa Eugenia, transformada en vendedora de la tienda, flaca y con menos gracia que una papa sin sal. Según parece, logró sacarse los quilos de más, pero junto con el sobrepeso perdió la gracia y la inocencia que la hacían una persona divertida. Según indicaba su cédula, esta chica era mi prima, pero la persona que se crió conmigo estaba muerta.

Puede parecer que lo que acabo de contar esta totalmente descolgado, pero enseguida les voy a explicar hacia donde voy. Es sabado de madurgada y acabo de volver de bailar con Pappolino. En una guìa que sacamos de un boliche, habíamos buscado un lugar gay para salir a bailar. Nos decidimos por “Club Wild”: chicos lindos, lugar con onda, relativamente cerca de casa. Cuando llegamos resultó ser un boliche gay asiàtico –realmente patético.

Los chicos lindos eramos nosotros. En comparación con los asistentes, créanme, éramos top models. Para que se hagan una idea, hubo un concurso de strippers y Pappolino era obeso al lado de los esperpentos asiàticos que contoneaban sus osamentas en el escenario. Un espectaculo realmente dantesco.

Al final del concurso, aparecio una travesty negra, gorda, con el pelo lacio y teñida de rubia. Al parecer era conocida de los concurrentes, que la ovacionaron mientras hacia su serie. No me van a creer, pero cuando bailaba, la travesty era igual a mi prima María Eugenia cuando hacìa sus series. En ese momento me vinieron a la mente mis primos, mi infancia y muchas otras cosas que hacía años que recordaba.

Y ahí me di cuenta de que, después de todo, en algún lugar de la mente, María Eugenia, igual que Sendic, vive.